Un disco que ha ganado mucha notoriedad en los círculos de música alternativa, hablo de Loveless, de My Bloody Valentine, grandes exponentes del subgénero del rock alternativo llamado shoegazing, que se traduce como "mirarse los pies" porque tienen muchos pedales de distorsión en las guitarras eléctricas, entonces cuando tocan parecieran hacer eso. Un nombre gracioso a decir verdad, más la música no suena a comedia, podríamos decir que suena a romance, sí, un tipo de romance sentido en cierta manera melancólico y espiritual a la vez, introspectivo, apuntando a descubrir un océano interno de sensaciones, emociones, imágenes misteriosas de ensueño.
La verdad, yo no soy muy asiduo de escribir sobre música porque prefiero que ella hable por sí sola, y en este caso he sido muy purista con este álbum que he llamado mi disco favorito, un título que es posible se mantenga. Oírlo para mi es una experiencia sumamente íntima, se volvió como un viejo amigo que quiero muchísimo, hasta agradecido, digamos que por mostrarme un universo nuevo en cuanto a lo que podría sentir escuchando sonidos organizados a voluntad.
Entonces tenemos a este disco que casualmente se estrenó el año de mi nacimiento, en 1991 viéndolo solo en el aspecto técnico, es un disco de "rock", tiene dos guitarras, un bajo y batería, más las voces. Lo que le da el chiste a la fórmula además de las composiciones es la producción, las canciones son bastante simples, es la compleja mezcla de pedales de efectos de las guitarras lo que crea esa "pared de sonido" de la que se ha hablado mucho. El sonido se enriquece de maneras inusuales, provocando un efecto que para varios podría ser solo "ruido", mas para otros que oyen, logran al oír que uno puede "adentrarse" en ese sonido, solo toma concentrarse y un buen dispositivo sonoro para discernir como hay infinidades de texturas logrables a través de esa manipulación con los pedales.
El disco está en un terreno híbrido entre la experimentación sónica y la música popular, no tiene arreglos complicados como en rock progresivo, tampoco es agresivo como el metal o el punk, sin embargo si tiene un sonido muy distorsionado o "sucio", que opaca las voces de los cantantes, esto hecho con intención de crear esa atmósfera de misterio, en la banda canta un hombre y una mujer, mas con los efectos llegan a sonar andróginos y distantes. Ponerse a buscar o especular sobre el significado de las elecciones estilísticas de la música me parece algo que a veces es solo "ponerse a inventar" como dicen. Se nota que los compositores de este disco se guiaron por la intuición al hacerlo. Los sonidos en sí no significan nada, las palabras si, y en este disco las palabras no son para nada el centro de atención, están nubladas por los sonidos densos, si a ellas vamos como tal, hablan mas que todo de amor, el tema mas común de la música ¿Por qué un disco con esa temática se llama Loveless (sin amor)? La verdad no se, solo puedo saber lo que siento al oírlo.
¿Que siento al oírlo? Yo soy un tipo de persona que se emociona cuando hay espacio para hacerse muchas preguntas, si vamos a lo simple, el disco puede encontrarse relajante en medio de sus cacofonías suavizadas. Esa es la cuestión, el disco en muchas de las reseñas que he leído sobre él se habla en términos que parecen contradictorios, es ruidoso y suave a la vez, está en un terreno insular dentro de la música popular, ya que es difícil a veces señalar en sí que es a lo que apunta. Yo lo prefiero así, pensar que es un misterio insondable hecho así para que nunca se desvele, aunque puede ser que tal misterio de manera objetiva no sea tal, las letras hablan mas que todo de amor y erotismo, tanto sonido procesado podría solo tratarse acercar al oyente a una experiencia sensual mediante la inundación sensorial... Podría ser, sin embargo lo bueno del arte es que podemos decidir al final que significa para nosotros los que lo disfrutamos.
Aunque pudiera entender de manera temática y musical éste álbum, debo decir que prefiero sentirlo, en silencio, la capacidad de hacerte viajar al disfrutarlo la pongo por encima de cualquier entendimiento prosaico.
Autor:
Javier Macero
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